El Día del Padre es una fecha que puede despertar un torbellino de emociones. Para algunos, es un día de celebración y gratitud, pero para otros, puede ser un recordatorio de ausencias, heridas o relaciones complicadas.
Cada experiencia es única, y todas merecen ser validadas y comprendidas. En este artículo, quiero invitarte a explorar tus sentimientos hacia este día y mostrarte que, sin importar cómo lo vivas, siempre hay espacio para la sanación y el crecimiento personal.
Cuando el Día del Padre despierta la ausencia
Si has perdido a tu padre, esta fecha puede estar teñida de nostalgia o tristeza. Lo sé de cerca, porque yo también perdí al mío hace años. Y aunque el tiempo suaviza el dolor, los recuerdos siguen presentes.
Según estudios sobre el duelo, permitirte sentir la pérdida y expresar tus emociones es esencial para procesar la ausencia (Worden, 2009). Llorar, escribir una carta o realizar un pequeño ritual en su honor puede ayudarte a conectar con su amor de una manera diferente.
Cuando la distancia se siente en el corazón
Tal vez tu padre esté lejos, físicamente o emocionalmente. Puede ser duro sentir que no puedes abrazarlo o compartir momentos especiales. Pero incluso a la distancia, cultivar la gratitud por los momentos compartidos o buscar formas de reconectar (como una videollamada, una llamada sincera o un mensaje desde el corazón) puede ser un paso hacia la paz emocional. La psicología positiva sugiere que practicar la gratitud fortalece los vínculos y aumenta el bienestar emocional (Seligman, 2011).
Cuando la relación es compleja, más aún en el Día del Padre
Si tu relación con tu padre ha sido, o es, difícil o dolorosa, el Día del Padre puede traer sentimientos encontrados: culpa, rabia o tristeza. Es importante recordar que está bien sentir lo que sientes. Reconocer tus emociones es el primer paso para sanar.
La terapia de aceptación y compromiso (ACT) propone que aceptar las emociones, en lugar de evitarlas, facilita la transformación interior y promueve la autocompasión (Harris, 2009). A veces, trabajar en el perdón desde tu lado — hacia él o hacia ti mismo — puede ser liberador, incluso si la reconciliación no es posible en la realidad.
Celebrar los vínculos sanos y amorosos es buena idea
Y, por supuesto, también está el lado luminoso: las personas que viven este día con amor y gratitud. Si tienes la suerte de tener una relación sana con tu padre, aprovecha para celebrarlo conscientemente. Expresa tu amor, agradece su presencia y disfruta de los momentos simples, porque son esos los que construyen los recuerdos más valiosos.
¿Necesitas una mano amiga? Te acompaño en tu camino de sanación y crecimiento
Sea cual sea tu historia, recuerda que no tienes que transitar estas emociones en soledad. En mi espacio de coaching consciente, te ofrezco un lugar seguro para explorar tus sentimientos, sanar heridas del pasado o del presente y construir relaciones más equilibradas y amorosas — contigo mismo/a y con los demás — lo que te proporcionará más paz y bienestar.
Si sientes que el Día del Padre saca a flote tus emociones más profundas o te remueve algo por dentro, agenda tu primera sesión. Juntos, podemos transformar ese malestar, ese dolor, en comprensión que te ayudará a crear un espacio de amor propio, respeto y paz emocional.